Resumen del libro Un Viaje al Otro Mundo Pasando por Otras Partes

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Un Viaje al Otro Mundo Pasando por Otras Partes

Por José Milla y Vidaurre (Salomé Jil)

Durante el siglo XIX comienza a desarrollarse en Guatemala una literatura independiente de la española, y a mitad de este siglo se desarrolla en gran parte el género novelesco. José Milla y Vidaurre es considerado como el “padre de la novela guatemalteca” ya que fue de los primeros que introdujo en Guatemala la novela propia del país. Milla formó gran parte de la historia guatemalteca, tanto por su escritura como en la política. Aparte de ser considerado como uno de los fundadores de la novela en la literatura guatemalteca, destacándose en la narrativa histórica, fue Ministro de Relaciones Exteriores y embajador de Guatemala en Estado Unidos.

libro un viaje al otro mundo - Resumen del libro Un Viaje al Otro Mundo Pasando por Otras PartesDurante 1871 a 1874, tras el derrocamiento del régimen conservador por la Reforma Liberal, Milla fue exiliado del país y residió gran parte del tiempo en Estados Unidos y Europa. Dado a que estuvo fuera del país, se inspiró en la obra Un Viaje al Otro Mundo Pasando por Otras Partes, en ella presenta al personaje Juan Chapín, representando al típico guatemalteco ladino del siglo XIX.

En la novela, cuenta la historia de su viaje por mar a San Francisco y luego por el ferrocarril transcontinental hasta Nueva York, pero lo interesante de la novela es que todas sus reflexiones contienen en ellas ocurrencias y pensamientos del típico guatemalteco reflejados en el personaje Juan Chapín. Logra Milla detallar perfectamente al chapín, tanto en sus pensamientos como en sus acciones y reacciones frente a lo nuevo que iba conociendo en sus viajes. Aquí una viva descripción de lo que para Milla es ser chapín:

(…) El chapín es un conjunto de buenas cualidades y defectos, pareciéndose en esto a los demás individuos de la raza humana pero con la diferencia de que sus virtudes y sus faltas tienen cierto carácter peculiar, resultado de circunstancias especiales. Es hospitalario, servicial, piadoso, inteligente; y si bien por lo general no está dotado del talento de la iniciativa, es singularmente apto para imitar lo que otros hayan inventado. Es sufrido y no le falta valor en los peligros. Es novelero y se alucina con facilidad; pero pasadas las primeras impresiones; su buen juicio natural analiza y discute, y si encuentra, como sucede con frecuencia, que rindió el homenaje de su fácil admiración a un objeto poco digno, le vuelve la espalda sin ceremonia y se venga de su propia ligereza en el que ha sido su ídolo de ayer. Es apático y costumbrero; no concurre a las citas, y si lo hace, es siempre tarde; se ocupa de los negocios ajenos un poco más de lo que fuera necesario y tiene una asombrosa facilidad para encontrar el lado ridículo a los hombres y a las cosas.  

un viaje al otro mundo 209x300 - Resumen del libro Un Viaje al Otro Mundo Pasando por Otras PartesEl verdadero chapín (no hablo del que ha alterado su tipo extranjerizándose), ama a su patria ardientemente, entendiendo con frecuencia por patria la capital donde ha nacido; y está tan adherido a ella, como la tortuga al carapacho que la cubre. Para él, Guatemala es mejor que París; no cambiaría el chocolate, por el té ni por el café (en lo cual tal vez tiene razón). Le gustan más los tamales que el vol-au-vent, y prefiere un plato de pipián al más suculento roastbeef. Va siempre a los toros por diciembre, monta a caballo desde mediados de agosto hasta el fin del mes; se extasía viendo arder castillos de pólvora; cree que los pañetes de Quezaltenango y los brichos de Totonicapán pueden competir con los mejores paños franceses y con los galones españoles; y en cuanto a música, no cambiaría los sonecitos de Pascua por todas las óperas de Verdi. Habla un castellano antiquísimo: vos, habís, tené, andá; y su conversación está salpicada de provincialismos, algunos de ellos tan expresivos como pintorescos.

Come a las dos de la tarde: se afeita jueves y domingo, a no ser que tenga catarro, que entonces no lo hace así le maten; ha cumplido cincuenta primaveras y le llaman todavía niño fulano; concurre hace quince años a una tertulia, donde tiene unos amores crónicos que durarán hasta que ella o él bajen a la sepultura. Tales son, con otros que omito, por no alargar más este bosquejo, los rasgos principales que constituyen al chapín legitimo; del cual, como tengo dicho, apenas quedan ya unas pocas muestras. 

 

Fuentes:

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