Misteriosas historias de la piedra del Venado en Chiquimulilla
Como una leyenda cuentan los habitantes del norte de Chiquimulilla, Santa Rosa, historias del extinto pueblo de Sinacantán y su curiosa pieza llamada la Piedra del Venado.
Sinacantán era un sitio comandado por una tribu llamada los Jicaques. Dicen lo lugareños que ellos se encargaban de ejercer temor y saquear los cultivos de la comunidad.
Hasta la llegada del rey Sinacán, quien logró reducir esa agrupación y alejarla del poblado. Dicen que les obligó a asentarse al sur del mismo, cerca de donde se encuentra la Piedra del Venado o el lugar de los sacrificios.
Los habitantes que conocen la historia cuentan que los Jicaques hicieron su demarcación territorial con una zanja. Al parecer el rechazo de la población era tan fuerte que la tribu se sentía despreciada por los demás miembros la comunidad.
Los Jicaques han sido descritos como hombres de baja estatura, con cabello largo hasta la cintura. Se les recuerda como persona con el cuerpo velludo y muy temidos por sus actos.
¿Verda, mito o leyenda?
Byron es uno de los vecinos y maestro de la escuela de la comunidad. Él ha escuchado acerca de la piedra. Él dice que en ese sitio ocurren cosas difíciles de explicar. Señala que a determinadas horas, en el lugar se escucha el llanto de un niño.
Los abuelos Don José León Ortiz, de 94 años y Doña Eusebia González, de 86, aseguran que allá por los años cuarenta hubo una plaga en las cosechas del sector. El clima fue tan malo que no obtuvieron los frutos deseados. Esto les obligó a comer tortillas de una fruta que llamaban ujuxte, pero esto les cansó. Decidieron entonces ir a esta piedra, llevaron puros, ajo, ruda e hicieron fogata.
Fue todo un ritual, dicen. Al lugar solo se les estaba permitida la presencia de adultos y ancianos.
Los adultos dejaban la ofrenda y se retiraban a ver el humo desde lejos. Dejaban pasar una o dos horas. Después volvían a la piedra. Cuando volvían a salir de este lugar no se sabe como pero iban con medio costal de maíz y uno de frijol.
Se cuenta también que cuando no llovía y había sequía, los creyentes hacían una especie de peregrinación por ciertos lugares. Dicen que caminaban por diferentes partes hasta terminar justamente frente a la piedra. Luego hacían un ceremonial para pedir por el agua de las cosechas.
Don Ruperto Gómez y Luciano González, eran quienes recuerdan estaban a cargo de esta actividad. Quizá por eso al terminar la peregrinación y el ritual en la piedra lograban que lloviera sin importar como se viera el día y si el cielo completamente se encontraba despejado. Nadie entiende con certeza lo que sucedía.
Del nombre
La Piedra del Venado fue llamada así debido a que en la década de los sesentas y setentas era común ver manadas de venados y gacelas beber agua empozada en ellas.
Para la comunidad los venados eran la rencarnación de sus abuelos y padres. Ramiro López del Consejo Del Pueblo Xinca de Guatemala, relaciona la forma de la piedra con la conexión que tiene el zanjón aledaño.
Según López todo tiene un significado para el pueblo Xinca. La parte más grande simboliza a la mujer y la otra, la más pequeña, al hombre.
Por su parte, Ever Benito, trabajador de la alcaldía Xinca de Guazacapán, considera la posibilidad de que esta tribu solo era de descendientes Xincas.
*Con información de Rigoberto Chivito Roldán.