El Centro Cultural del Real Palacio
También conocido como el Palacio de los Capitanes ubicado en La Antigua Guatemala, es uno de los edificios más emblemáticos en Guatemala. La mayoría del período colonial fue sede de la Real Audiencia de Guatemala, Capitanía General y Gobernación de Guatemala, desde donde se administraron los territorios que actualmente constituyen Chiapas, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.
A partir del traslado de la ciudad de Santiago de Guatemala, en 1776, a consecuencia de los terremotos de Santa Marta ocurridos en 1773, todas las funciones del Palacio fueron trasladadas a la Nueva Guatemala de La Asunción.
El edificio fue saqueado casi por completo, las personas querían reutilizar sus materiales en nuevas construcciones.
A mediados del siglo XIX se buscó rehabilitar el edificio, pero no fue sino hasta 1888 cuando en realidad comenzó el proceso de restauración, en la administración del entonces presidente Lisandro Barillas. Y en el siglo XX, durante la administración del General Jorge Ubico.
En 2006 la Coordinadora Nacional de Desastres -Conred- evalúa el estado del Real Palacio. Lo encuentra en riesgo nuevamente debido al deterioro que presenta. Declara estado de emergencia y lo reconoce como un edificio inhabitable.
Las instituciones que ocupaban el lugar entonces son desalojadas. Así deja de funcionar el parqueo público, el campamento militar, las oficinas del Instituto Guatemalteco de Turismo –Inguat-, las oficinas de la Procuraduría General de la Nación (PGN).
Después de esto el Congreso de la República da visto bueno para asignar presupuesto y restaurar el monumento. El Ministerio de Cultura y Deportes recibe el sitio y queda a cargo del Real Palacio y lo traslada al Consejo Nacional para la Protección de La Antigua Guatemala quien se encarga de diseñar y ejecutar el proyecto.
El primero del siglo XVI
El Palacio de los Capitanes fue construido en el área de la residencia original del obispo Francisco Marroquín, quien vendió el terreno a la Real Audiencia en 1549.
El lugar era un edificio modesto, techado con teja de barro y con algunas paredes de adobe (Barrera, 2007), pues en esa época no había alarifes o maestros de obras lo suficientemente cualificados para realizar grandes construcciones.
En este lugar se albergaban la Caja Real, la cárcel, el Batallón de Dragones para resguardar el orden, la Sala de Armas, las casas de habitación del presidente, oidores y demás personal administrativo, caballerizas, huertas y bodegas, entre otros (Girón, 1995).
*Con información del Ministerio de Cultura y Deportes