Entre aromas, colores y sabores de la Navidad en Guatemala
El año está por terminar y el olor del pinabete, la manzanilla, el pino recién cortado, el color de las pascuas, el sabor de los tamales y del poche anuncian la llegada de la Navidad en Guatemala.
Por Sandra Martínez
Para los guatemaltecos el toque principal de la Navidad incluye la representación del nacimiento del Niño Dios en los hogares, la decoración de las casas y los platillos de temporada.
Pero la tradición de los guatemaltecos inicia a principios de noviembre cuando comienzan a sonar los primeros villancicos. Y los comercios aprovechan a promocionarse con diferentes productos de temporada.
Durante los primeros días de diciembre la mayoría de familias decoran su arbolito navideño, algunos de pino, pinabete, chirivisco o artificiales. Les colocan bombitas decorativas y luces de colores.
Alrededor del árbol acostumbran colocar los regalos que se entregarán el 24 de diciembre a la media noche como parte del intercambio que se da entre familiares.
Mes de tradiciones
Previo a la llegada de la Navidad, el 7 de diciembre se realiza la tradicional quema del diablo. La cual inicialmente se hacía quemando todas las cosas inservibles de las viviendas, así como promontorios de matorral seco. Esto cambió hace dos décadas para evitar la gran contaminación que provocaba y como parte de una estrategia de los diseñadores de piñatas empezaron hacer figuras del diablo así como de personajes indeseados a los que hoy les prenden fuego a las seis de la tarde del mencionado día.
A partir del 16 de diciembre también los guatemaltecos empiezan a degustar del aroma y sabor del ponche, una bebida que ofrece el anfitrión de las reuniones a las personas que acompañan a las alegres posadas luego de recorrer algunas calles del sitio a donde pertenecen. La tradición se mantiene tanto en la ciudad capital como en los 340 municipios de los 22 departamentos del país.
El historiador Celso Lara indica que esta tradición llegó a Guatemala durante la época de la conquista, la cual fue fomentada por el Santo Hermano Pedro hasta que se volvió una práctica popular, además escribió música de carácter prehispánico con la que se acompañaban las posadas.
Esta tradición en la actualidad ha cambiado en algunos lugares, ahora es común observar que las posadas son llevadas en carros acompañadas de caravanas de vehículos en los que las personas van sonando las bocinas, al compás del sonido de los chinchines y tortugas.
La Feria Navideña
Uno de los lugares más visitados por los guatemaltecos para realizar sus compras de esta temporada es la Feria Navideña. La cual según algunos comerciantes sobre pasa los 60 años.
En sus inicios era instalada en algunos lugares como en las cercanías de la Iglesia de Yurrita también conocida como Nuestra Señora de las Angustias zona 9, el Parque Colón, posteriormente se unificó en El Trébol, luego se trasladó a los Campos del Roosevelt y en la actualidad se ubica en un predio propiedad del IGSS ubicado en cercanías del Centro Universitario Metropolitano (CUM) del 1 al 24 de diciembre.
En este lugar, los comerciantes venden arbolitos de pinabete, de pino, chirivisco, pastorcitos de barro, aserrín de colores, flores de pascua, coronas de adviento, venados elaborados con bejuquillo, ranchitos, ovejas y chivos de tuza, así como otras artesanías. Cada año los comerciantes organizados le ofrecen a los visitantes el servicio de parqueo gratis, seguridad y sanitarios.
En la Feria Navideña
convergen vendedores integrantes de al menos 600 familias. Uno de ellos es don Rolando Chalí Cutzal, originario de Comalapa, Chimaltenango, quien desde hace 22 años junto a sus familiares se dedica a la elaboración de venados de distintos tamaños elaborados con bejuquillo rellenos de otras plantas, cuyos materiales empiezan a adquirir y almacenar desde finales de julio o principios de agosto, explica Chalí.
“La historia de la Feria Navideña inició con nuestros abuelos, luego empezamos a venir toda la familia y ya llevamos 38 años vendiendo para esta temporada. Yo vine a vender cuando apenas tenía 12 años y la feria se ubicaba en el Trébol vendíamos pinabete, ranchitos, coronas de adviento y ángeles de vejuco”, comenta Leonardo Chacach de San Juan Comalapa.
“Con el tiempo empezamos a venir a los campos del Roosevelt con mi esposa y mis ocho hijos, luego a este predio del IGSS donde ya llevamos siete años. Ahora ya tengo 50 años y me siento satisfecho porque con este trabajo saqué adelante a mis ocho hijos, uno de ellos es médico y casi todos son profesionales. Gracias a Dios siempre vendemos todo lo que traemos”, agrega el entrevistado.
La mayoría de vendedores son originarios de distintas aldeas de los departamentos de Sacatepéquez, Chimaltenango, Sololá, Totonicapán y Guatemala, tales como San Juan, San Pedro, Sumpango, Santa María Cauque, Tecpán, San Martín Jilotepéque, Santa Cruz la Laguna, Palencia, así como algunas colonias de la ciudad Capital.