Hipótesis de la muerte de Carlos Castillo Armas

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Hipótesis de la muerte de Carlos Castillo Armas

¿Quién mató al presidente en 1957? La noche del 26 de julio de 1957 fue asesinado en la Casa Presidencial el presidente Carlos Castillo Armas.

Existen varias hipótesis sobre la razón de su muerte. En circunstancias hasta la fecha confusas, Castillo Armas recibió  disparos que causaron su muerte.

También en la casa se encontró el cadáver del soldado Romeo Vásquez Sánchez de 24 años edad. A partir de aquí empieza la incertidumbre. 

Primera hipótesis: asesino solitario

La primera versión oficial indica que después de matar a Castillo Armas, el soldado después se disparó a el mismo, ya que en su cráneo encontraron una bala idéntica a la del presidente.

También encontraron un diario con 23 páginas en las que hablaba de sus planes de matar a Castillo Armas para que Arévalo regresara al poder. 

Para calmar a la gente que no confiaba en la autenticidad del diario, las autoridades convocaron a los periodistas y les mostraron la letra de unas cartas que proporcionó la madre del sargento Vásquez: era exacta a la del diario. A pesar de todo, el diario era en verdad sospechoso.

El doctor Carlos Federico Mora analizó el texto y concluyó que había sido escrito por un psicópata y en la reconstrucción de hechos, en la que el guardia Óscar Segura representó a Vásquez y el inspector Ángel Sánchez a Castillo Armas se comprobó que el presidente había sido asesinado con el fusil de Vásquez y a quemarropa.

Segunda hipótesis: complot militar

De la primera hipótesis, no se convenció el hecho que la longitud del fusil del soldado Vásquez era más larga que sus extremidades superiores, de forma que para poder haberse suicidado se tendría que haber quitado la bota para poder dispararse y luego volvérsela a poner para que lo encontraran en la condición en que lo hicieron.

Los investigadores​ lograron encontrar a dos sospechosos: los guardias Víctor Manuel Pedroza de 17 años y Arturo Gálvez de 25, incriminados por su propio testimonio, ya que inicialmente dijeron que los líderes del complot eran el teniente Arnulfo Reyes y el mayor Julio César Anleu.

Además, dijeron que el plan era atacar varios cuarteles al mismo tiempo para que después Reyes se convirtiera en presidente y Anleu en su Ministro de la Defensa.

Pero el 23 de agosto Pedroza y Gálvez fueron hallados inocentes de asesinato; les imputaron dos años conmutables por sedición frustrada, ya que en el primer día de juicio cambiaron su versión y dijeron que los habían amenazado para que contaran toda la historia que contaron.

El juez resolvió que aparte de su propio testimonio no había ninguna prueba para culparles del asesinato; pero Reyes y Anleu siguieron presos.

El coronel Manuel Pérez, jefe de maestranza del ejército, fue quien supuestamente había convencido a Pedroza y a Gálvez de lo que tenían que decir.

Cuando lo interrogaron, negó todo, diciendo que ese día había decenas de soldados y que era imposible que hubiera tenido tiempo para convencerlos. De todas formas le detuvieron y se convirtió en el principal sospechoso. Pero al final, Anleu, Reyes y Pérez salieron en libertad por falta de mérito y la investigación regresó a la hipótesis inicial: Romeo Vásquez como autor exclusivo.

Tercera hipótesis: complot del EMP

El gobernador de Quetzaltenango, Alfonso Duarte, relató que unos meses antes del crimen recibió la visita de un periodista que le contó que tres personas habían llegado a su redacción para asegurarle que existía un plan para matar a Castillo Armas.​ El periodista empezó a dudar y fue a contarle al gobernador.

Duarte informó de inmediato al Coronel Manuel Castellanos, tercer jefe del Estado Mayor Presidencial. Castellanos le aseguró que tomaría cartas en el asunto y que ese mismo día citaría a los tres testigos para que le contaran todo lo que sabían.

Duarte pensó que eso no era suficiente y aprovechando una visita del presidente a Totonicapán fue a buscarlo y le contó todo. Castillo Armas no se inmutó y le pidió que hablara con Castellanos.

El día del asesinato uno de los guardias fue de prisa a buscar al sacerdote allegado a Castillo Armas y en el camino el religioso dijo: “no comprendo cómo pudieron matarlo ¡si él ya sabía que lo iban a matar!” Cuando lo interrogaron, el sacerdote contó que fue el propio Castellanos quien le había contado de la amenaza.

Asimismo, varios ex-guardias declararon o escribieron cartas abiertas que publicó la prensa guatemalteca, y, luego de recabar toda la evidencia, el MP dijo que Castellanos “fue aislándolo, privándole de toda protección personal”; pero era lógico que alejaran a los guardias: a Castellanos y a otros miembros del EMP les habían dicho que el que cometería el magnicidio sería un guardia, así que lo que hicieron fue alejar a Castillo Armas de sus posibles asesinos. Así pues, no hubo pruebas para inculpar a Castellanos.

Cuarta hipótesis: venganza del general Rafael Loenidas Trujilo

El 20 de octubre de 1957 en medio de la violencia electoral, en el mirador de San José Pinula se encontró el cadáver de Narciso Escobar.

Le habían disparado desde un carro, pero logró ver la placa del carro de sus asesinos y se lo dijo a los agentes que lo recogieron, antes de expirar. Minutos después en la zona 1, dos policías detuvieron el automóvil, pero tenían órdenes estrictas de dejarlo en libertad. 

El carro donde viajaban los asesinos estaba a nombre de Carlos Gacel, un cubano que era agente de la Dirección General de Seguridad de Guatemala, pero que también servía como espía para el gobierno dominicano.

Cuando lo capturaron aseguró que le habían robado el carro esa misma mañana, pero cuando se sintió acorralado delató a un colega dominicano que vivía en Guatemala.

Trinidad Oliva negó tener relación con los crímenes y un juez le dejó en libertad, pero el MP consiguió una nueva orden de captura que ya no pudo utilizar por el derrocamiento del gobierno interino.

Para cuando regresó la normalidad a Guatemala, Oliva, Cacel y Abess habían huido de Guatemala. Investigaciones adicionales, demostraron que el agregado militar dominicano Abbes García participó en el crimen del mirador, Trujillo lideraba un complot para derrocar a Castillo Armas y Narciso Escobar era cómplice; Escobar era pistolero a la orden de Trujillo y recibió instrucciones para asesinar a Castillo Armas.

Los investigadores sospechaban que fue él quien tramó todo y que en determinado momento sus secuaces dejaron de confiar en él y lo mataron. Parece ser que Trujillo quería que Castillo Armas le otorgara la Orden del Quetzal; Trujillo le dio armas y dinero a Castillo Armas para financiar el movimiento de liberación a cambio de la condecoración guatemalteca. Pero cuando Castillo Armas estaba en el poder, no se la otorgó y Trujillo decidió vengarse.

 

Fuentes:

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